Alumno: Martín Sastrè Martínez.
Sede: Preparatoria abierta Tabasco 03
Tutor: Elsa María Keinrad Ibarguengoitia
MARTIN BARBERO, Jesús y REY, Germán (Capítulos 2,3,4 y 5) en Los Ejercicios del Ver, Gedisa, 1999. (pp. 20-48).
El des-ordenamiento cultural en el que nos encontramos actualmente se debe al des-centramiento que atraviesa la modernidad. La experiencia cultural latinoamericana del fin del siglo XX no puede ser pensada por fuera de las nuevas estructuras comunicativas de la sociedad, pues ellas configuran buenas partes de sus apuestas y sus pesadillas. Nos referimos a la hegemonía de la razón comunicacional que, frente al consenso dialogal del que se nutre la razón comunicativa, se halla cargada de la opacidad discursiva y la ambigüedad política que introduce la mediación tecnológica y mercantil, cuyos dispositivos agencias el devenir el mercado de la sociedad. El autor señala que el protagonismo de las tecnologías es cada día mayor y es consecuencia de un doble movimiento, el colocarse en cualquier región o país como elemento exógeno y la secularización y desencanto. Se refiere al desencantamiento político y menciona que este transforma el espacio público en espacio publicitario. Las relaciones del malestar cultural con la hegemonía audiovisual responden a movimientos y motivaciones de orden general. Pues el des-orden en la cultura que introduce la experiencia audiovisual atenta hondamente contra el tipo de representación y de saber en que estuvo basada la autoridad. El primer medio que se coloco fue el cine, que hacia visible la modernidad en las experiencias culturales. El medio que desordena las ideas y los limites del campo de la cultura de manera radical es la TV, existiendo tajantes separaciones entre la realidad y ficción, entre espacio de ocio y de trabajo. Busca la experiencia audiovisual. Lo que se busca es una memoria nacional que se edifica sobre la reivindicación patrimonial que estalla, se divide y se multiplica. La TV esta convertida en un reclamo fundamental de las comunidades regionales y locales en su lucha por el derecho a la construcción de su propia imagen, que se confunde así con el derecho a su memoria. La percepción del tiempo en que se inserta/ instaura el sensorium audiovisual esta marcada por las experiencias de las simultaneidad, de la instantánea y del flujo.
La radio vino a ritmar la jornada domestica dando forma por primera vez, con su flujo sonoro, al continuum de la rutina cotidiana. De una punta a la otra al espectro cultural, el flujo implica disolvencia de géneros y exaltación expresiva de lo efímero. Hoy el flujo televisivo se constituye en la metáfora más real del fin de los grandes relatos, por la equivalencia de todos los discursos, la interpenetrabilidad de todos los géneros y la transformación de lo efímero en clave de producción y propuesta de goce estético. La TV es el único medio donde se hacen presentes las contradicciones de la modernidad latinoamericana y se encuentra en crisis la modernidad ilustrada .El autor da como ejemplo a Colombia como país donde es visible la complicidad entre medios y miedo, y escribe diciendo que si la TV atrae es porque la calle expulsa, es de los miedos que viven los medios. Menciona que los miedos provienen de las desigualdades sociales que aumentan la delincuencia y erosionan las identidades de igual manera nos dice que los medios provienen de un orden construidos sobre la incertidumbre y la desconfianza que nos produce cualquier otro( étnico, social, sexual) que se nos acerque en la calle y es compulsivamente percibido como amenaza. Es innegable que la TV es un protagonista de las formas de hacer política y se le considera como un actor decisivo de los cambios políticos. En América Latina es en las imágenes de la TV donde la representación de la modernidad se hace cotidianamente accesible a las mayorías.
El proceso que vivimos hoy no solo es distinto, sino en buena medida inverso: Los medios masivos, cooptados por la TV se han convertido en poderosos agentes de una cultura–mundo que se configura hoy de la manera mas explicita en la percepción de los jóvenes, y en la emergencia de cultura sin memoria territorial, ligadas a la expansión del mercado de la TV , del disco o del video, pero la devaluación no proviene únicamente de las culturas audiovisuales y las transformaciones que la tecnología telemática produce en la identidades sino de la erosión interna que produce la liberación de las diferencias, especialmente de la regionales y las generacionales.
Por más escandaloso que suene, es un hecho cultural insoslayable que las mayorías en América Latina se están incorporando a, y apropiándose de la modernidad sin dejar su cultura oral, esto es no de la mano del libro sino desde los géneros y las narrativas, los lenguajes y los saberes, de la industria y la experiencia audiovisual. Lo que entonces necesitamos pensar es la profunda compenetración que hoy se producen en América Latina entre la oralidad, que perdura como experiencia cultural primaria de las mayorías y la visualidad tecnológica, esa forma de oralidad secundaria que tejen y organizan las gramáticas tecnoperceptivas de la radio y el cine, del video y la TV.
Quizás el más estratégico de los ámbitos des-centrados por la televisión y el computador sea el tradicionalmente constituido por las imbricaciones entre la familia y la escuela. El autor nos habla que en la actualidad los jóvenes y adultos tienen interacciones que no ocurrían en tiempo atrás. En el múltiple desordenamiento que atraviesa el mundo familiar donde se inserta el desorden cultural que la TV introduce. A través de la escuela y utilizando los diferentes paradigmas se le ha hecho frente a la revolución cultural que se introdujo desde la introducción de la imprenta hasta el paradigma de comunicación. Acosados por todos los costados, ese modelo de comunicación pedagógica no solo sigue vivo hoy sino que se refuerza al colocarse a la defensiva desfasándose aceleradamente de los procesos de comunicación que hoy dinamizan la sociedad. La escuela tiene que reorganizar el mundo de los lenguajes y las escrituras, con la consiguiente transformación de los modos de leer, dejando sin piso la obstinada identificación de la lectura con lo que atañe solamente al libro y no a la pluralidad y heterogeneidad de texto, relatos y escrituras que hoy circulan. El cruce de dinámicas que convierte la comunicación en ecosistema , y a este en la mas fuerte diversificación y descentramiento del saber, hace cada día mas manifiesta la esquizofrenia entre el modelo de comunicación que configura una sociedad progresivamente organizada sobre la información y el conocimiento, y el modelo hegemónico de comunicación que subyace al sistema educativo.
La escuela tiene que transformar su modelo de comunicación por lo que tiene que crear un modelo centrado en la secuencia lineal, cuya clave es el encuentro del palimpsesto y el hipertexto.
La escuela deberá incluir los procesos de cambio y transformaciones que vive la sociedad actual y los docentes asumir el reto de los nuevos lenguajes de los medios de la comunicación.
anton van
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